martes, 25 de agosto de 2015

POR INSTRUCCIONES PRECISAS.

Hola ma,

Hoy te escribo por instrucciones de mi psicóloga. He hablado mucho sobre ti en mis espacios de terapia, porque me queda claro que mucho de lo que soy ahora me viene de los años que viví contigo. Es fácil reprochar a los padres y es todavía más fácil pensar que la manera de enfrentar la vida es la misma que nos enseñaron en nuestra infancia.

Infancia es destino dicen por ahí.

Tuve una infancia feliz mamá, en verdad que la tuve. Nunca me sentí abandonada y recuerdo con cariño esas tardes en las que te acompañaba a "El Puerto" (como tú llamabas a Liverpool), a elegir patrones para nuestros futuros vestidos. Recuerdo el olor de las telas enrolladas en esos tubos de cartón, la textura de cada una de ellas y tu mirada cuando las recorrías todas y te imaginabas a tus niñas con esos colores.

El motivo de esta carta es para decirte que de las cosas que mas lamento en esta vida es no haber estado ahí en el momento en el que tomaste la decisión de partir. Porque se que elegiste el momento de tu muerte,  para descansar, para estar con mi papá, para recuperar un poco de la dignidad que habías perdido en el momento en el que tuviste qué usar tu primer pañal. Ya no era vida la que tenías. Y ahora debo decirte lo que no te pude decir en vida y no se me ocurren  palabras amargas o reproches, sólo dulces aprendizajes.

¿Sabes qué te hubiera dicho ma? Te hubiera enumerado lo que aprendí de ti, así es que voy a hacer una lista, la misma que me hubiera gustado leerte en vida.

1. De ti aprendí a ser fuerte y  no una fortaleza de gritos ni trancazos, sino una callada, tenaz y constante.
2. Aprendí el valor de tener una casa linda y bien arreglada, que no siempre se logra teniendo tres hijos y dos perros
3. El gozo de recibir invitados
4. La importancia de cocinar bien
5. Aprendí que la cocina de una casa no es sólo una habitación sino un espacio de gozo e integración de las almas
6. A tener helechos por todos lados. Esas plantas siempre verdes y tupidas como un recordatorio de que en ese hogar no sólo se habita sino que se vive.
7. Aprendí que es importante sonreír con la boca y con los ojos .
8. Aprendí que los pastelitos de nuez sólo se hornean en Navidad, porque si se ofrecen durante todo el año pierden importancia. (De hecho, aunque tenemos la receta, nadie los puede hacer igual que tu ¿te importaría venir a decirme cómo los hacías? porque aunque te vi muchas veces preparándolos, estoy segura que debe haber un secreto)
9. A tratar con delicadeza a las personas que nos ayudan en casa
10. Que una mujer puede aspirar a ser pirata
11. Aprendí la importancia de cuidarse el cutis
12. Y a tener flores frescas

Enumero también lo que me trataste de enseñar y no aprendí:

13. Principios de diplomacia, mismos que no aplico
14. A pensar antes de actuar
15. A ser mejor estratega en las relaciones con los demás
16. A tener bonita letra
17. a coser
18. a tejer
19. a chiflar
20. a dejarme querer

Pero a todo esto que no aprendí, está adherido el recuerdo de una madre que trató de enseñarme y eso me basta.

Eso me hubiera gustado decirte ma: que me quedo con todo lo bueno y que  lo malo lo iré olvidando poco a poco. Dejo que se diluya en el pasado, porque ahora que soy mamá me doy cuenta de que hiciste lo mejor que pudiste con las herramientas que la vida te fue dando a lo largo del camino.

Hoy te digo que me quedo con lo bueno Tita, QUE NO ES POCO.





1 comentario:

  1. Seguiste muy bien las instrucciones. Las de la terapeuta y las de Tita!
    Te abrazo

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